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RosaMartin

Habilidades Sociales

PROGRAMA DE HABILIDADES SOCIALES

¡Callaros, Silencio…………, que están haciendo un examen de Génesis!, esto fueron las palabras más mencionadas durante nuestra intervención, pero aún así yo me fui contenta y satisfecha por nuestro trabajo realizado, ¡Felicidades compañeros/as y felicidades profesor! Ante la preocupación que manifestaba Alejandro porque tenía la sensación de que no estábamos aprendiendo nada, con esto  le hemos demostrado que estaba confundido y que sí hemos aprendido y mucho. Evidentemente siempre hay cosas que se pueden mejorar, pero para eso hemos hecho el Programa de Habilidades Sociales para APRENDER y no cometer los mismos errores en un futuro.

La verdad es que voy a echar en falta una siguiente clase para hablar entre todos junto con el profesor sobre nuestra intervención. Es una pena que no podamos hacer una valoración grupal. ¿Nos vamos a ir así, sin más?, a mí personalmente me falta una conclusión final. Por eso propongo que para el año que viene no se realice este programa el último día de clase, sino no que al menos quede un día para hacer dicha valoración. No obstante, al terminar la sesión, estuvimos hablando que sería interesante quedar una tarde, o el día fijado para el examen para poder hacer una evaluación final, ¿Eso es posible?

Asombrada me quede cuando llegue a la Facultad y veía constantemente llegar a gente, y me dije ¡Madre Mía!, si en el Eccehomo, no eran tantos, o al menos eso me pareció a mí aquel día.  Mi papel principal durante la intervención era el de observadora participante. En un primer momento observé cómo entre nosotros/as había cierta incertidumbre y nervios por si todo íba a salir según lo esperado, pero  a medida que nos fuimos introduciendo en la dinámica esos nerviosismos fueron disminuyendo. Si una cosa he aprendido es que según íbamos avanzando en la actividad, tuvimos que ir resolviendo diferentes dificultades con las que nos íbamos encontrando.

 

 

Una vez que todos los alumnos del CAFD llegaron a conserjería, pude observar que entre ellos hacían “corrillos”, hablando entre ellos y esperaban a que comenzara la actividad. Personalmente me iba acercando a saludar a las personas que conocían del Eccehomo y me manifestaron su incertidumbre preguntándome “¿bueno, y que nos tenéis preparado?”

Aunque la actividad estaba prevista para comenzar a las 15:00, ya habíamos previsto que comenzara a las 15:15, pero aquí surge el primer problemilla y es que eran las 15:15 aproximadamente y no habíamos comenzado según lo planeado. Ante este imprevisto, entre Tere, Cecilia y yo, decidimos que lo mejor en ese momento era que al menos, les informáramos que la actividad se iba a retrasar unos minutillos ya que faltaban compañeros/as por llegar, por lo que me dirijo a  las escaleras de la conserjería,  muerta de  vergüenza al ver tanta gente , me pongo en lo alto,  y les doy la Bienvenida y les informo que tendríamos que esperar unos minutillos, pero que enseguida comenzaríamos la actividad.

Tras haber esperado unos minutos de “cortesía”, comenzamos  a dividir a los alumnos del CAFD en grupos, es en este momento cuando observo y me doy cuenta que hubiera sido necesario más colaboradores en la actividad, me dio la sensación de que nos encontramos con muchos participantes y muy poquitos colaboradores.

Una vez establecidos los grupos, me incorporé a uno de ellos, en el que el papel de nuestro compañero José Manuel consistía ser poco comunicativo y tengo que decir que lo hizo ¡GENIAL! y a partir de este momento fue cuando comenzamos a enseñarles nuestras instalaciones. Nuestro recorrido comenzó en la puerta de delegación. Aquí José Manuel y yo les volvemos a dar la bienvenida a nuestro grupo, y le preguntamos qué expectativas tenían sobre la actividad que íbamos a realizar. Entre las expectativas que manifestaron fueron que iban hacer una dinámica social o de comunicación y que se sentían como conejillos de indias.

Aquí me dio la sensación que no sabían para qué había venido, al igual que yo en un principio no entendí la relación entre nuestra asignatura y el Eccehomo. Para mí me parecía normal lo que yo estaba observando porque yo ya lo había vivido previamente.

El papel de poco comunicativo que tenía que hacer José Manuel fue determinante en el recorrido de las instalaciones de la Facultad. Aquí el objetivo no era que conocieran los recursos con los que contamos sino que se dieran cuenta de la importancia de la comunicación a la hora de transmitir algo. Ante la función de no comunicativo que representaba José Manuel observé en los alumnos del CAFD, su cara de circunstancia porque no entendían y no escuchaba bien  a lo que les iba transmitiendo José Manuel.

Pero en ningún momento durante el recorrido los alumnos del CAFAD manifestaron que no le entendían y que no le escuchaban, pero fue en la puesta en común donde si lo manifestaron.

Seguimos recorriendo la Facultad, y nos dirigimos desde Delegación, bajamos las escaleritas hasta llegar a la Biblioteca. Entramos a la Biblioteca pero no nos detuvimos demasiado puesto que estaban alumnos estudiando porque tenían el examen de Génesis. En este momento me empezaba a sentir mal, puesto que yo había pasado ya el año pasado por ello, y se necesita concentración  para estudiar y para realizar dicho examen. Este hecho marcaría sin duda, toda la trayectoria de nuestra  actividad ¡EL EXAMEN DE GENESIS!, y por lo tanto, sería una de nuestras dificultades a la que nos tuvimos que enfrentar y resolver durante toda la sesión. Pero todavía yo no llegaba a ser muy consciente de que posteriormente el examen de Génesis iba a influir tanto, hasta llegar a la actividad de resolución de conflictos que es cuando se empezó a desencadenar el problema.

Dentro de la Biblioteca, me pareció curioso como una de las alumnas del CAFAD me manifiesta  igualito el recorrido que hicisteis vosotras, a esto”. Personalmente lo interprete como que tenía mucha más dificultad física subir al Eccehomo que recorrer las instalaciones de nuestra Facultad.

Una vez que salimos de la biblioteca giramos hacia la derecha y entramos en el pasillo, donde se encuentra la clase de cuarto y las aulas de informática. José Manuel sigue  con su función de no comunicativo. En este momento intervengo yo, y les cuento como curiosidad que esta Facultad era la antigua cárcel, y les explico un poquito como  era la organización de la cárcel y como estaban formados los módulos de los presos.

Era un dato que controlaba y que lo podía explicar perfectamente. Ante esta explicación se despierta interés en los alumnos, ya que no conocían los datos. Pero el objetivo no era que conocieran los datos, sino que compararan la comunicación de José Manuel con la mía.

Seguidamente subimos por las escaleras hasta la planta primera y recorremos todo el pasillo hasta el final, donde están las fotocopiadoras, y salimos al patio por las escaleras. Una vez que llegamos al patio, hicimos una puesta en común con todos los grupos sobre cómo se habían sentido y cómo habían percibido el recibimiento. Es aquí cuando mi grupo manifiesta de que no entendían ni escuchaban a José Manuel porque hablaba muy bajito, pero que no habían dicho nada porque se decían así mimo “es que el chico será así”. Es a partir de este momento cuando se dan cuenta de la importancia que tiene una buena comunicación dentro del grupo.

 En esta primera reflexión grupal se saca a la luz la importancia del recibimiento, de hecho David (el profesor) manifestó que se sintió muy mal porque tuvo que ser él quien saliera a la puerta de la Facultad para recibir a sus alumnos, puesto que muchos de ellos, no sabían ni donde se encontraba nuestra Facultad. El profesor manifestó su inquietud ante el recibimiento que tuvieron sus alumnos, pero esto era parte de la dinámica, pensar sobre la importancia de recibir a un grupo.

Otro aspecto que me gustaría resaltar aquí es que uno de los alumnos del CAFAD, manifestó que se había sentido como un niño pequeño cuando en su grupo le estaban enseñando nuestras instalaciones. Esto lo quiero resaltar porque en su momento cuando estábamos preparando en el aula el Programa de Habilidades Sociales, nuestra compañera Cristian manifestó en numerosas ocasiones que tendríamos que tener en cuenta que no son niños sino adultos.

Tras terminar la puesta en común sobre la importancia de la acogida y de los papeles que tuvieron que desempeñar cada uno de nuestros compañeros, en el caso de mi grupo José Manuel el de no comunicativo, pasamos a la siguiente actividad de presentación “La Cesta de Frutas”.

 

Tras haber manifestado un alumno que se había sentido que le habían tratado como un niño, tenían cierta preocupación porque consideraran la dinámica de la Cesta de Frutas como algo infantil y no como una actividad de presentación y de conocimiento de nombres, pero no fue así, lo interpretaron tal y como lo que es, una Dinámica de Presentación.

A la hora de realizar dicha dinámica, nos damos cuenta de que son muchos para hacerla todos juntos, por lo que se decide dividir a los alumnos en dos grupos. En este momento es cuando volvemos a resolver otro imprevisto con el que no habíamos contado previamente. Marjo y Sandra, responsables de orientar esta actividad dividen al grupo en dos, y ellas se distrubuyen una en cada grupo para explicar la dinámica. ¡Felicidades chicas, lo hicisteis estupendamente! El resto del grupo nos incluimos en la dinámica para participar. Personalmente lo que observé en la actividad, es que se lo estaban pasando bien, colaboraron en todo momento y mantuvieron una predisposición  por la actividad. El único inconveniente que observé en esta dinámica fue que entre ellos se conocían y por lo tanto, ya se sabían los nombres, resultó muy difícil que se confundieran. Además todos llevamos una pegatinas con nuestro nombre, que las repartimos durante el recibimiento.

Tras haber realizado esta dinámica de presentación, subimos al aula a realizar la siguiente actividad de resolución de conflictos. Esta fue la actividad más intensa y de mayor peso. ¿Acaso me había parado a pensar que alumnos del CAFD, se iban a estar calladitos y sentados en su sitio resolviendo el conflicto planteado? Evidentemente NO, ya que son personas que están acostumbradas a trabajar al aire libre. De hecho en la puesta en común final manifestaron que se habían sentido encerrados en el aula, ya que la mayoría de las actividades que realizan son al aire libre, y además se sintieron presionados constantemente por las palabras “Callaros, que se está haciendo un examen de Génesis”.

 

 

 

Una vez que llegamos al aula, mis compañeras pasan a explicar la actividad a realizar y nos dividen en grupos, que son distintos a los que en un principio realizamos en la acogida. ¡QUE PACIENCIA POR SU PARTE!  y teniendo que mandar callar en todo momento. Fue difícil centrar la tarea porque hacía mucho calor, éramos muchas personas en el aula y porque no parábamos de hablar en voz alta. Pero hubo un momento en el que David (el profesor) manifiesta “luego dicen que los alumnos del CAFD están hablando, cuando las/os de psicopedagogía son los primeros que lo hacen”. Personalmente y por lo que observé creo que la actividad se hubiera desarrollado mucho mejor en el patio. Se hubieran formado igual grupos de trabajo y hubiéramos colocado las sillas y las mesas en el jardín. De esta forma, ni los alumnos de CAFD y nosotros/as nos hubiéramos sentidos tan presionados. Observé que tenían la necesidad de moverse todo el rato y me daba la sensación que estaban presionados e influidos por el contexto del aula.

Una vez explicada la actividad, comienza la cuenta atrás, teníamos 30 minutos para hacer el mayor número de cubos de cinco centímetros y bien hechos. A partir de este momento es EL CAOS TOTAL. Por un lado, muy bien porque la actividad les enganchó muchísimo y vieron perfectamente nuestro propósito “¿Cómo resolver un conflicto?”, pero por otro lado, se estaba desencadenando un problema que era “El dichoso examen de Génesis”. Ante este problema, creo que nosotros/as nos deberíamos haber parado a pensar detenidamente sobre lo que estaba ocurriendo para poder haber resuelto el conflicto, tal y como  nos manifestaron los alumnos/as del CAFD en la puesta en común. Nos fue muy difícil controlar esa situación. Además yo me sentía muy mal por el escándalo que estábamos montando porque el año pasado habíamos pasado por ese examen y todos éramos consientes de la concentración que se necesita para hacerlo. Y fue cuando de repente nos dan la primera llamada de atención, que creo que fue por parte del profesor de Génesis al conserje. El conserje sube al aula y nos manda callar, nos recuerda que están haciendo un examen y que por favor mantuviéramos silencio, que no podíamos continuar así. Mientras que el conserje hablaba, me daba la sensación de que a nadie le importaba lo que estaba diciendo, de hecho cierra la puerta y todos seguimos en la misma línea (chillando, gritando….), con nuestro objetivo claro que era  conseguir el máximo cubos posible en 30 minutos.

Por un lado, yo era consciente del examen, pero por otro lado, estaba muy concentrada en mi actividad, y además veía en los demás interés y predisposición hacia la misma. Me resultaba contradictorio, porque había un examen, éramos conscientes, pero aún así seguíamos armando mucho ruido, pero por otro lado, me estaba gustando mucho, porque era un conflicto que estaba surgiendo, que teníamos que resolver pero no sabíamos cómo. No me paré a pensar ¿Qué hacer?  Había pocas posibilidades, ¿dónde lo hacíamos? ¿En el patio, que también se escuchaban los ruidos? A mí se me llegó a ocurrir  irnos al Salón de Actos, pero no veía del todo claro que allí se pudiera trabajar en grupo. Creo que había pocas posibilidades, teniendo en cuenta que teníamos todo preparado en el aula (material) y que esto nos conllevaría trasladar todo a otro lugar.

Hubo un momento en el que se tuvo que parar la actividad para recordar que estábamos armando mucho ruido y que deberíamos trabajar en silencio. Pero era muy complicado, puesto que la actividad conllevaba a esto, era imposible mantener silencio. A pesar de que se volvió a parar la actividad tras la intervención del conserje, todos/as continuamos hablando y participando e involucrándonos en la dinámica.

A pesar del contexto en el que nos encontrábamos la actividad se desarrolló con normalidad. Como he dicho antes nos dividimos en grupos, y a cada grupo se les repartió un determinado material, con el que se tenían que realizar el mayor número de cubos durante los treinta minutos. A cada miembro del grupo se le da un rol, que teníamos que mantener durante toda la actividad. A todos los miembros de mi grupo  se le asigna el rol de que tienen que implicarse en el grupo para realizar la actividad, excepto a uno que se le asigna el rol de pasota, rol que cumplió muy bien, puesto que luego en la puesta en común nos confiesa de que iba acorde con su personalidad y que no le había costado trabajo interpretar ese rol. Concretamente a mi grupo se les da tres tijeras y un celo. El mayor problema con el que se encuentra el grupo es intentar coger folios para comenzar a realizar los cubos. Nada más comenzar la actividad, observé en mi grupo que no consensuaron las tareas, directamente se levantaron todos y de forma independiente y sin hablar previamente en el grupo se fueron en busca del material que necesitaban, que en este caso eran los folios.

El primer problema que tuvieron que resolver es que tenían que negociar con otro grupo que contaba con todos los folios. Concretamente los folios se los apoderó uno de los miembros de este grupo. Esta persona asumió su papel de líder o eso me pareció observar a mí. El era consciente de que si no suministraba los folios, el resto de los grupos no podían hacer los cubos, por lo tanto, él tenía todo el poder en sus manos. Tras ver este problema, mi grupo vuelve a su sitio y ¡Por fin! Comienzan a dialogar sobre cómo podían negociar con el otro grupo para conseguir los folios. Llegan a la conclusión de que tenían que negociar con el otro grupo. La negociación consiste en que mi grupo le suministraba celo, cada vez que el otro grupo lo necesitaran a cambio de “retales de folios”, ni siquiera por folios enteros. La negociación se lleva a cabo y consiguen esos “retales”, y con éstos retales  hacen los cubos. Observé como el grupo se sentía muy orgulloso por la negociación y por haber conseguido hacer los cubos a través de “retales de folios”, increíble la capacidad de imaginación para conseguir el objetivo.

Transcurrido los 30 minutos, se acaba la actividad y se pasa al recuento de los cubos, para comprobar qué grupo había conseguido el objetivo. Evidentemente tras la realización de esta actividad era necesaria una reflexión grupal final, para llegar a la conclusión de que el objetivo de la actividad no era hacer cubos, sino la negociación, la resolución de conflictos y la comunicación.

Una vez acabada esta actividad, realizamos un pequeño descanso de diez minutos, mientras que algunos de los organizadores del programa, modificaban la actividad final que en un principio se había propuesto a través de un Power Point, pero como parecía insostenible mantener la reflexión en el aula, se decidió salir al patio para concluir con la dinámica, y las diapositivas que en un principio se había hecho, se trasladaron a una cartulina para que los alumnos del CAFD lo pudieran visualizar Como vemos, continuamente estuvimos resolviendo dificultades con las que nos íbamos encontrando.

 

 

Durante los diez minutos de descanso me gustaría transmitir un hecho o lo podríamos considerar como un “pequeño conflicto”, con el que me sentí muy mal y que quizás fuera un conflicto que solo lo viví yo.  Concretamente estábamos en una de las mesas de fuera varias personas, y entre ellas estaba yo, y los dos colaboradores que había asignado Alejandro para que nos grabaran en video. Estos colaboradores me transmitieron que la batería de la cámara con la que estaban grabando se le había acabado la batería y que no podrían grabar la reflexión final. Yo les dije que era una pena que la reflexión final no se pudiera grabar puesto que sería uno de los aspectos más enriquecedores que íbamos a vivir durante todo nuestro programa. Entonces, yo les propuse enchufar el cable de la cámara en el aula y pasarla por una ventana para poder grabarlo. Puesto que a mí me parecía muy importante que ya que se había grabado más o menos todo el proceso, no se pudiera grabar el final. Pues no me gustaron sus reacciones puesto que me dijeron “¡pero Rosa cómo vamos hacer eso, tú te piensas que la cámara tiene tantos metros de cable!,” y a mí la idea no me parecía escabechada, sino todo lo contrario me parecía  una idea útil y que a todos nos íba a servir para tener la reflexión final del grupo. Ni siquiera se pararon a pensar sobre la idea que yo les había propuesto. ¡Me sentí fatal!, pero tal es mi asombro que cuando íbamos a comenzar la reflexión, ellos finalmente piden una alargadera al conserje y pasan el cable por la ventana para poder grabar nuestra puesta en común. No sé porque, pero no me gustó ni las formas como me lo dijeron y no me gustó tampoco que no se pararan a pensar sobre la idea que les estaba sugiriendo, para luego finalmente haberlo hecho. NO ENTENDÍA NADA.

Para comenzar la reflexión final, en primer lugar nos pusimos con los grupos establecidos en la actividad de los cubos para posteriormente hacer una puesta en común con todos los alumnos del CAFD. Principalmente abordamos tres cuestiones que fueron “¿Cómo se habían sentido?” “¿Se sintieron impuestos por su rol?” y si “¿habían estado influidos por personas ajenas en su grupo?”.  Nuestros destinatarios manifestaron que se habían sentido muy bien con la actividad, y que habían mostrado mucha competitividad entre ellos/as. En relación al grupo que tenía todos los folios y que condicionaban al resto para que pudieran comenzar hacer sus cubos manifestaron que se habían mostrado muy avariciosos, ante la dinámica.

Por otro lado, manifestaron que no se habían sentido condicionados porque en los grupos hubiera habido personas ajenas a ellos/as y tampoco se sintieron condicionados porque se les estuviera grabando en video.

Con respecto al rol que tenía que cumplir unos de los componentes de mi grupo que era el de pasota, manifestó que se había sentido muy bien con su rol porque estaba relacionado con su personalidad, por lo tanto, no le supuso ningún inconveniente representar ese papel.

También manifestaron que se habían sentido encerrados en el aula, y que hubiera sido mejor haber realizado esta actividad fuera en el patio, así como que habían vivido una gran rivalidad entre ellos.

Y no podía faltar tampoco que expresaran su mal estar ante las constantes repeticiones de “Callaros, que están haciendo un examen de Génesis”. Aquí nos cuestionamos todos “¿Cómo habíamos gestionado este conflicto del examen que se nos había dado en bandeja?”. Ante este hecho también se cuestionó en la puesta en común que no habíamos sabido empatizar con las personas que estaban realizando el examen.

Por último, se plantearon cuestiones como que se habían tenido que buscar la vida para conseguir los cubos, que había sido una buena dinámica pero a la vez peligrosa, puesto que a través de la misma las personas sacaron tanto lo mejor como lo peor de su personalidad, que algunos grupos habían hecho trampas y que se habían saltado las normas, concretamente uno de los grupos como no tenían regla decidieron sacar una propia para hacer los cubos, así como que se plantearon aspectos como que se habían sentido a veces condicionados por su forma de actuar, que se habían metido mucho en el papel y que no habíamos previsto que son personas muy activas para mantenerlas en el aula trabajando y calladitos.

Tras la puesta en común y mediante una cartulina nuestra compañera Elvira les explicó estupendísimamente todo el proceso de Coloque, Descoloque y Recoloque que habíamos vivido en la elaboración y puesta en práctica de nuestro Programa de Habilidades Sociales.

 Y Llegado las 18:05, de la tarde, colorín colorado este cuento se ha acabado…………o quién sabe si continuara…………….

De nuevo ¡FELICIDADES A TODOS/AS!

 

 

 

Hem estat en la platja de Gandía practicant habilitats socials

Hem estat en la platja de Gandía practicant habilitats socials

Hem estat en la platja de Gandía practicant habilitats socials

Es otra forma de desarrollar habilidades sociales.

No se si está muy bien traducido al valenciano. La verdad es que tuvimos que poner en prácticas nuestras habilidades sociales para conseguir que nos lo tradujeran.

Cristina, Teresa, Carmen, Estefania y Rosa.

DIVERSIDAD Y DEPORTE

DIVERSIDAD Y DEPORTE

¡Hola!

Os adjunto una foto sobre lo complicado que fue ponerse en el lugar de un ciego, mientras que subíamos el ECCEHOMO.

No solo se necesitan habilidades, sino confiar en tus guias.

¡Espero que os guste!

Algún día os enseñaré los videos tan divertidos que tenemos de la Conquista hacia el Eccehomo.

LA CONQUISTA DEL ECCEHOMO

LA CONQUISTA DEL ECCEHOMO

¡Y nos queríamos perder la excursión, con lluvia incluida! Antes de comentar mi experiencia, me gustaría agradecer al grupo con el que me tocó realizar mi recorrido la paciencia y colaboración que me mostraron. Como en toda experiencia hay resultados positivos y negativos. Personalmente me llevo los positivos. Pero para desarrollar nuestro futuro programa de Habilidades Sociales, será necesario tener en cuenta ambos. Los positivos para ponerlos en práctica y los negativos para no caer en los mismos errores que cayeron los alumnos del CAFD.

En primer lugar, me encontraba un poco descolocada porque no entendía que hacía yo un día lluvioso con esas personas y en ese contexto determinado. No terminaba de relacionar la excursión programada con los alumnos de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y la asignatura de Habilidades Sociales, pero según fuimos entrando en la dinámica de la actividad, empecé a ir estableciendo dicho relación.

Si a esta primera incertidumbre, añadimos que nada más llegar el punto de encuentro los alumnos del CAFD, fueron pasando al pabellón sin decirnos nada, me sentí más pérdida aún y me dio la sensación como que nadie, excepto el profesor, nos esperaba. Mis compañeras y yo en este momento no sabíamos si pasar o quedarnos en la puerta, pero comenzó a llover y decidimos entrar. Por lo tanto, un aspecto que personalmente tendría en cuenta y que trabajaría con dichos alumnos para nuestro programa de Habilidades Sociales es el RECIBIMIENTO.

Una vez dentro del pabellón, el profesor nos presentó como alumnas de psicopedagogía y nos dividió en cuatro grupos. Cada una de nosotras fuimos en grupos diferentes, excepto dos de nosotras que fuimos en el mismo grupo. Una vez hecha la repartición de los grupos, nos presentamos y comenzamos la tarea. La primera tarea y antes de salir a comenzar el recorrido, el profesor del CAFD, nos reparte a cada grupo un mapa y una brújula. Con estas dos herramientas, tendríamos que averiguar porque camino deberíamos seguir hasta llegar a la cima del Eccehomo.

En este momento, me encuentro con otra dificultad. Personalmente no sabía utilizar la brújula, situarla en el mapa y averiguar por donde tenía que ir.

Los componentes de mi grupo no se dieron cuenta de este hecho, hasta que mi compañera y yo les dijimos que nos enseñaran. En este hecho, ocurren dos cosas, por un lado, nosotras mostramos interés por aprender y recibimos una respuesta perfecta, pero por otro lado, ellos no se dieron cuenta de que nosotras carecíamos de esa información y desconocíamos el contexto. En un principio dieron por hecho, que sabíamos lo que teníamos que hacer. Aún así necesitamos la ayuda del profesor para situarnos en el mapa y emprender la ruta.

         Una vez comenzada la ruta, nos dirigimos hacia la presa del río Henares, la cual, tuvimos que pasarla a pie y con el agua congelada. Durante el trayecto que va desde la salida del Pabellón hasta la presa, ocurre un hecho que creo que marcará la relación del grupo. Los componentes de mi grupo avanzan andando por delante de mi compañera, del profesor y mía. En este momento mi compañera les da una llamada de atención al grupo, diciéndoles que nos habían dejado solas y que había avanzado sin esperarnos, entonces es cuando parece que a partir de aquí, el grupo se da cuenta de que no tenemos su misma rapidez, y que nos falta ciertas habilidades que a ellos les sobran.

         Tras la llamada de atención por parte de mi compañera a los miembros de nuestro grupo, una vez que llegamos a la presa, curiosamente empiezan a darme pequeñas instrucciones de cómo tenía que pasar la misma. Una vez que había comenzado a cruzar la presa, uno de los componentes de otro grupo, se da cuenta de que tengo ciertas dificultades para cruzarla y amablemente me ayuda, pero es otra persona ajena a mi grupo la que me ayuda a cruzar el grupo.

         Una vez cruzada la presa, y haber andado unos metros, cada grupo tiene que seguir la ruta que previamente, nos había dado el profesor en el pabellón con un plano y una brújula. Para mí, este momento fue clave. De pasar de ir todos juntos, a cada grupo coger su ruta. Fue un hecho fundamental. A partir de este momento el grupo no se separó de nosotras en ningún momento y personalmente me sentí muy bien con el mismo por la colaboración y ánimo que recibí en todo momento.

Además durante el recorrido hasta llegar al Eccehomo, tuvimos que ir identificando alguna huella de animal y tuvimos que hacer cada uno de nosotros de una persona ciega. Personalmente cuando me tocó hacer de persona invidente, al principio me sentí insegura, pero según íbamos avanzando en el recorrido mi inseguridad era cada vez menor.

No nos podemos pasar por alto las dificultades con la que nos encontramos hasta llegar a  la cima del Eccehomo, y que el grupo resolvió de forma extraordinaria. Una de estas dificultades fue cuando el grupo tuvo que tomar una decisión sobre el camino que debería seguir según el plano, puesto que llegamos a una bifurcación de caminos, y el grupo estaba confundido de cómo seguir. Nos paramos tranquilamente, sacaron el plano y de forma consensuada decidieron cuál era el camino adecuado a seguir. A todo esto tenemos que añadir, que mientras el grupo se paraba a consensuar el camino correcto, llovía a mares.

Otro de las dificultades que se resolvió perfectamente fue casi llegando al Eccehomo, concretamente quedaba la peor pendiente para subir. El grupo estaba indeciso de subir porque era una pendiente considerable, llovía en ese momento mucho y el suelo era peligroso porque resbalaba bastante. Ellos consideraban que era un poco arriesgado y que nos podíamos caer. Pero a nosotras después de estar allí, nos sentíamos motivadas para subir y disfrutar de las vistas. El grupo decide finalmente subir a pesar de los pequeños peligros que podían surgir.

         ¡Y por fin conquistamos la CIMA DEL ECCEHOMO! Una vez que llegamos al objetivo, disfrutamos de las vistas, aunque con un poquito de niebla, pero mereció la pena. Una vez en lo alto del Eccehomo contamos con muy poco tiempo. Aquí eché en falta de haber parado y al menos, habernos comido nuestro bocadillo, pero por falta de tiempo, enseguida tuvimos que empezar nuestro camino de regreso.

         A mi grupo, nos tocó bajar a travesando la montaña. Para mí fue más dificultoso bajar, puesto que resbalaba bastante el suelo, aunque por suerte había parado de llover. En la bajada, la relación del grupo se fue consolidando mucho más. Me mostraron su ayuda constantemente, ya que me encontraba con dificultades para bajar por miedo a resbalarme y caerme.

Y sobre todo, me mostraron continuamente ánimos para continuar con el recorrido.

Una vez, terminada la bajada, llegamos de nuevo hasta la presa, pero esta vez la cruzamos por otro lado más dificultoso. En este momento, tenía la posibilidad de atravesar la presa por donde la habíamos cruzado a la ida, pero ya que habíamos llegado hasta allí, me sentía con la necesidad de cruzarla, por el lado donde el resto de los grupos la había cruzado, a pesar de que era mucho más complicado que a la ida. Con la ayuda del profesor la cruzamos sin ningún problema.

Finalmente, llegamos a nuestro punto de partida “El pabellón del Val”. Llegó el momento de despedirnos. La despedida fue mucho mejor que el recibimiento, quizás porque habíamos pasado varias horas caminando juntos y la relación del grupo se fue consolidando. No fue una despedida final, puesto que nos reencontraremos con ellos en la Facultad.

A nivel general, creo que al grupo en todo momento cuidaron su relación con migo y tal como he señalado antes, esto se va afianzando mucho más, una vez que el grupo tiene que emprender su ruta, sin el resto de los grupos. A partir de este momento, estuvieron continuamente pendientes de nosotras. Es inevitable de que a pesar de ser un grupo pequeño compuesto por 6/7 personas, hay personas que están más pendientes y se preocupan más que otras. Pero entiendo que no todo el mundo va estar pendiente de ti en todo momento, es bastante complicado. De hecho hay momentos que componentes del grupo iban andando más delante mía, y había otros que no se separaron en ningún momento de nosotras. Pero no me sentí mal por ese hecho, para mi es comprensible. De hecho, cuando el grupo tuvo que tomar decisiones como las antes comentadas, estuvimos todos juntos.

Al principio del recorrido no fueron conscientes en el contexto en el que estaban, por lo tanto no pudieron actuar en consecuencia. Pero a medida de que fuimos avanzando en el recorrido, y observaron que para nosotras era un contexto más o menos novedoso y que teníamos ciertas dificultades para realizar determinadas tareas, se fueron concienciando del contexto en el que estábamos y por lo tanto, ya sí actuaron en consecuencia.

 

 En relación al liderazgo que pudiera existir en mi grupo, no observé claramente un líder, puesto que cuando surgió un problema entre todos lo hablaron y resolvieron el problema. No observé ninguna persona que se desentendiera del grupo y que actuara libremente. También depende de la situación. Para mí, si tuviera que denominar algún líder del grupo, denominaría a aquellos que en todo momento estuvieron conmigo. Por otro lado, en las decisiones del grupo, me limitaba a escuchar porque era consciente de que yo no controlaba este contexto, y si a mí aunque me apetecía mucho subir a la cima si estoy escuchando a mis compañeros que es peligroso por el mal estado del suelo y porque estaba lloviendo, les hago caso, porque confío en ellos, que son los que controlan el contexto.

Como he comentado antes, me sentí motivada en todo momento a pesar del cansancio que iba acumulando. Creo que se sentían completamente motivados/as hacia la actividad y no solo los miembros de mi grupo, sino la clase en general parecía motivada para la realización de la misma. Y el hecho de estar ellos motivados hacia la tarea, hace que nos la transmitiera a nosotras.

Concretamente en mi grupo, creo que el objetivo de la tarea no era solo la nota, ni disfrutar del día, sino que iban más allá. Les creaba incertidumbre sobre lo que hacíamos allí y me mostraron en todo momento que les gustaba lo que hacían. Además, como tuvimos horas para estar conversando, había profesores/as de educación física que ya llevaban ejerciendo como tal en colegios y me aseguraron que no lo cambiarían por nada, a pesar de haber recibido ofertas como ser Jefe de Estudios. Son conscientes de lo que les gusta y de lo que quieren hacer. También me comentaron los proyectos innovadores que trabajan en sus colegios, donde prima la interdisciplinariedad entre las diferentes áreas. Así mimo, me estuvieron enseñando todos los aspectos que trabajan en sus clases como profesores de educación física. No solo dedican tiempo al deporte, sino a otros aspectos como la nutrición o el conocimiento del cuerpo humano. Por lo tanto, yo creo que estamos ante un tipo de motivación vinculado al grado de disfrute o afecto vinculado a la actividad (AFILIACIÓN).

¡Animaros a la experiencia!